El autoconocimiento es un proceso reflexivo en el cual una persona adquiere noción de su Yo, de lo que lo caracteriza, de sus cualidades y defectos, de sus fortalezas y limitaciones, de sus sueños y necesidades, preferencias y temores. En el lenguaje del coaching nos referimos a comprender las creencias, valores y paradigmas desde los cuales nos manejamos.
Tomar conciencia de todos estos aspectos, saber cómo se manifiestan en nosotros y cómo inciden en nuestro desempeño, es el punto de partida, pero este conocimiento no siempre es de fácil acceso. Muchas veces podemos subestimar una fortaleza o desconocer una debilidad, podemos tener actitudes que consideramos correctas y no darnos cuenta del efecto nocivo que generan en nosotros o en otras personas.
El proceso del autoconocimiento de las personas y el hecho de la existencia de aspectos que uno conoce de sí mismo y desconocen los demás, así como también las características que observan los demás y son imperceptibles para uno mismo, fue estudiado por dos investigadores llamados Joseph Luft y Harry Ingham, que desarrollaron un modelo conocido como la "Ventana de Johari". Johari no es más que una palabra inventada por los autores de esta teoría, que corresponde a las primeras letras de sus nombres.
La ventana de Johari propone observar a las personas en cuatro áreas diferenciales, en función del conocimiento o desconocimiento que cada uno tenga de sí mismo y del que posean los demás sobre él.
Cuando estamos con otras personas existen ciertos aspectos nuestros (Actitudes, comportamientos y personalidad) que son familiares para nosotros y que también son evidentes para los demás (Área abierta). De la misma manera, otras personas son capaces de observar facetas de nosotros de las cuales no tenemos conciencia (área ciega). Por otra parte, todos tendemos a mantener algo de nuestros pensamientos y sentimientos en privado y no los revelamos a los demás (área oculta). También sabemos que existen algunos aspectos nuestros que no entendemos y que tampoco son evidentes para otras personas, pero que afectan nuestro comportamiento (área desconocida).
Antes de proponernos analizar en detalle cada una de esas áreas en nuestras vidas, debemos tener en cuenta que lo que conocemos de nosotros o lo que los demás conocen es relativo y que además no existen límites definidos entre un área y otra. Hay aspectos que, aunque pertenezcan a un área determinada, pueden asomarse a las otras.
El autoconocimiento, como tal, tiene varias fases: 1. Autopercepción, 2. Autoobservación, 3. Memoria autobiográfica, 4. Autoaceptación y 5. Autoestima.
Autopercepción
Es la capacidad de percibirnos a nosotros mismos como individuos con un conjunto de cualidades y características diferenciadoras.
Autoobservación
Implica el reconocimiento de nosotros mismos, de nuestras conductas, nuestras actitudes y las circunstancias que nos rodean.
Memoria autobiográfica
Es la construcción de nuestra propia historia personal.
Autoaceptación
Supone la capacidad personal de aceptarnos tal cual somos, sin juicios y sin reservas.
Atravesar todo el proceso de autoconocimiento, nos permite comprender y reconocer quiénes somos, lo cual es el inicio para aprender a valorarnos y querernos como personas, es la base de nuestra autoestima, que a su vez es fundamental en nuestra relación con nosotros mismos y con las demás personas.
En este particular, un antiguo aforismo griego dictaba “conócete a ti mismo”, pues consideraba que esta era la base para acceder a la iluminación.
Un método muy efectivo para profundizar en nuestro autoconocimiento es hacer consciente nuestra conversación interna, conformada por cuatro elementos: Pensamientos, razonamientos, interpretaciones y creencias, es decir, nosotros conversamos con nosotros mismos a partir de pensamientos, muchos de ellos vienen a nuestra mente en forma automática, razonamientos que hacemos, interpretaciones que realizamos de cada situación que vivimos y creencias que hemos incorporado a lo largo de nuestra vida, muchas de ellas en forma inconsciente, pues las heredamos sin darnos cuenta.
A veces somos conscientes de lo que nos decimos en esa conversación interna y muchas veces no. Esto se debe a que esa conversación interna forma parte de nuestro ser, es tan nuestra que muchas veces no tenemos plena consciencia de lo que estamos diciendo, cuáles son esos pensamientos que se nos aparecen en forma automática, o qué andamos interpretando por la vida.
Todo el tiempo estamos tomando decisiones en nuestra vida, eligiendo una cosa u otra, en base a esa conversación interna, pero resulta que no somos plenamente conscientes de qué nos estamos diciendo todo el tiempo, no somos plenamente conscientes de qué andamos interpretando por la vida. Entonces ¿Quién conduce a quién? ¿Mis pensamientos, mis interpretaciones, mis creencias me llevan por la vida o soy yo quien tiene el dominio de estas cosas?
Para que asumas un verdadero liderazgo queremos hacerte dos propuestas, la primera tiene que ver con poner en práctica el ejercicio de ser un "observador consciente" de tu propia conversación interna, es decir, prestar atención consciente a lo que te estás diciendo todo el tiempo y puedas identificar así ¿Cuáles son los pensamientos que vienen en forma automática a tu mente? ¿Qué interpretaciones estás haciendo de cada situación que te toca vivir? ¿Cuáles te sirven y cuáles no?
La idea es poder profundizar. Una vez que hayamos podido construir el hábito de estar atentos a nuestra conversación interna y que hayamos podido identificar esos pensamientos que aparecen de forma automática, vamos a ir mas profundo, porque que aparezcan en forma automática no quiere decir que esos pensamientos aparecen de la nada. El siguiente paso es entender: ¿Qué hay detrás de esos pensamientos que aparecen sin que yo los busque?
"Cada instante es una posibilidad de elegir".
¿Qué estás eligiendo tú?
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