Contáctanos +54 9 11 4069-3914 info@iicpweb.com
Síguenos


Mi historia personal

Tenía 13 años cuando comencé  a experimentar lo que se conoce con el nombre de “trastorno de ansiedad social”, eso implica un profundo miedo al rechazo y a relacionarse con las demás personas y distintas situaciones, lo que me llevó a encerrarme en mí mismo, me costaba salir de casa, ir al colegio, al club, entablar una conversación, incluso con mis padres y mi familia, eso me generaba un profundo sufrimiento, pues yo era consciente de lo que me pasaba pero no sabía cómo abordarlo, cómo enfrentarlo, ni siquiera sabía cómo pedir ayuda.


Mi madre era bibliotecaria, desde muy chico, cada tarde al regresar de su trabajo, me traía libros, muchos de ellos eran interactivos, yo los disfrutaba muchísimo, con apenas dos o tres años mis “juguetes preferidos” eran los libros, crecí leyendo libros y cree ese magnífico hábito de leer. Cuando en plena adolescencia me encuentro viviendo esa terrible situación, pues cada día para mí era un verdadero sufrimiento, llegó un punto en que tuve que tomar una decisión, o ponía llave a la puerta de mi habitación y me quedaba allí encerrado o hacía algo para superarlo, entonces pensé que tal vez algún libro podría ayudarme. Una tarde tomé fuerzas y me fui a una librería con la ilusión de encontrar alguna lectura que me de una pista para salir adelante, allí por primera vez, con 13 años, descubrí los libros de autoayuda, empecé a hojear decenas de libros, estaba fascinado con lo que leía en cada uno de ellos, seleccione varios, pero solo tenía dinero para comprar dos, así que tomé los dos que más me habían impactado y los compré lleno de ilusión, esos libros eran “Usted puede sanar su vida” de Louise Hay y “Visualización creativa” de Shakti Gawain, desde ese entonces he devorado cientos de libros de autoayuda y distintas disciplinas de crecimiento personal, pero hasta el día de hoy esos dos primeros libros siguen siendo mis libros de cabecera.

 Con apenas 13 años, comencé a entrar en un mundo apasionante para mí, el mundo del crecimiento personal, empecé a hacer que cada día de mi vida me ayudara o me sirviera para “crecer un poco”, “aprender algo nuevo”, “superarme en algo”, “vencer una nueva barrera”, “transformar alguna creencia limitante”, hacer que mi mente me juegue a favor y no en contra, empecé a experimentar lo que era el verdadero liderazgo personal, ser yo el que lidero mis propios pensamientos, mis propias creencias, mis propias emociones y no que todo eso me lidere a mí.

 Descubrí en esos libros cosas maravillosas que me ayudaron a transformar mi vida y adopté a muchos de sus autores como algunos de mis maestros, pero también tuve la gran dicha de tener unos padres maravillosos y en especial de mi padre ¡he aprendido tanto! Él ha fallecido a los 57 años, seguramente coincidirán conmigo en que ha se ha ido siendo muy joven. Sin embargo, ¡ha dejado tantas cosas en su paso por la vida! Él ha sido mi GRAN MAESTRO, mi ejemplo de vida, mi guía, el camino a seguir… después que el partió, cuando me encuentro en alguna situación complicada o que requiere un análisis profundo lo primero que me pregunto es ¿Qué haría mi padre? O ¿Qué me diría él respecto de esto? Quiero decir… sigue siendo mi guía!

 Buscando “crecer” he realizado tantos talleres, tantos cursos, he asistido a tantas charlas, de todo he sacado algo, todos me han enseñado algo, de algunos maestros incluso, aprendí lo que no quiero hacer, o lo que no debería hacer. Cada cosa que hacía en mi vida tenía que servirme para algo, siempre estaba atento a aprender algo.

 Siempre fui un emprendedor, desde muy chico siempre tuve esa inquietud de emprender con un espíritu creativo y un poco aventurero. A los 19 años junto a mi padre fundé mi propia agencia de publicidad y durante 25 años me dediqué a eso, en sociedad con mi padre hasta que el falleció, esa fue mi gran pasión por muchos años, me encantaba ver cómo a partir de una idea se empezaban a materializar las cosas.

Nos convertimos en una de las principales agencias de publicidad, teníamos varias sedes en Argentina e incluso en Asunción, Paraguay, hasta que un día me di cuenta que la pasión se había ido, la ausencia de mi padre, sin duda, influyó mucho en eso, ya no era lo mismo, entonces, como si estuviera charlando con él, un día le pregunté ¿Qué hago viejito? Y de alguna manera entendí, que todos los cursos que había realizado, todo lo que había aprendido empezaba a tomar un protagonismo especial en mi vida, debía recurrir a eso para ver qué hacía, qué camino tomaba.

Varios años antes, en uno de esos talleres de crecimiento personal a los que asistía, se me había cruzado la palabra “Coaching”, yo tenía alrededor de 20 años, no sé porqué me sonó atractiva, despertó curiosidad en mí, ¿Qué es el “Coaching” pregunté?  Y empecé a investigar, a averiguar de qué se trataba, por aquel entonces no existía internet así que no era tan fácil como hoy recabar información, sin embargo, cuanto más referencia tenía, más me conquistaba el Coaching, pero en mi región no había ninguna escuela de Coaching, la más cercana estaba en Buenos Aires, a 1.100 Km de donde yo vivía. Haciendo un gran esfuerzo me decidí a estudiar, mientras la agencia de publicidad crecía y se expandía día a día, me recibí de Coach Ontológico y luego de Coach Organizacional y Máster Coach.

Sentía que tenía tantas cosas poderosas en mi interior, que me nacía la urgencia de transmitirlas, de compartirlas, estaba convencido de que todos estos conocimientos y estas experiencias que fui incorporando desde mi adolescencia podía servirle a mucha gente, así fue que, escuchando la voz de mi interior, y en contra de cualquier indicio racional, cerré la agencia de publicidad y creé el Instituto Argentino de Coaching y la Fundación Coaching, comencé a dar charlas, cursos y talleres de Coaching en regiones donde la gente escuchaba por primera vez esa palabra, no fue nada fácil, en mi entorno no podían creer que vaya a cerrar la agencia de publicidad con lo bien que me iba para dedicarme a algo que nadie o casi nadie sabía qué era, pero seguramente mi entusiasmo y mi seguridad era lo que los convencía de estudiar “Coaching”, al día de hoy he certificado a más de mil Coaches, no solo a lo largo y ancho de mi país, sino también en otros países de latino América y España y fundé dos Institutos más, el Instituto Internacional de Coaching Profesional (IICP) y Mario Posanzini Institute. 

Avales profesionales